Después de días de lluvias, en que era
prácticamente imposible laborear el huerto, hace unos días se pudo entrar
aunque no por mucho tiempo, pues vinieron otros días más de agua. Aún así, dio
tiempo a escardar y “limpiar” de hierbas los cultivos, que dificultan el desarrollo
de los mismos.
Parece que, ahora sí, el tiempo va a dar
una tregua y tendremos unos días de sol, en los que aprovecharemos para sembrar
las patatas, cuyo terreno ya hemos preparado a base de pases de “mula mecánica”
y con aportes de abono. Este año el abono ha sido fundamentalmente compost,
pues no ha sido posible aportarle el estiércol de gallina como otras temporadas,
y que tan buen resultado nos dio.
En cuanto a los cultivos ya implantados tienen
un buen desarrollo, y a penas se observan insectos. Es cuestión de días que la
vida de insectos y pájaros empiece a ser más patente. De hecho esta mañana
cantaba un herrerillo en uno de los árboles del huerto.
Las habas vienen floreciendo
tímidamente, pero en pocos días es probable que la floración sea abundante, en
cuanto el sol caliente un poco.
Los ajos tienen un buen aspecto, y no se
ha perdido ninguno de los que se sembró.
Las acelgas, lombardas y coliflores (trasplantadas
en octubre) han ido creciendo durante todo el invierno, y esperamos que en unas
semanas podamos coger algunas hojas de acelgas. No sabemos qué pasará con las
lombardas y coliflores, pues quizás se espiguen antes de formar cogollos o
pellas, ya que se trasplantaron muy tardías y no se desarrollaron bien ante el
noviembre frío que se presentó.
Mientras tanto, el Abuelo está más
dedicado a cebollas y lechugas, que va llevando a tierra y combinando en esta
asociación que le gusta hacer, y que suele dar, si el tiempo acompaña, buenas
cosechas, en las que la lechuga se cosecha antes que la cebolla.
José Manuel