Siega de las habas el día 29 de mayo |
Aprovecho la cosecha y siega de las habas que he realizado en estos últimos días para hacer unas observaciones acerca de los efectos beneficiosos de las leguminosas, y en concreto de las habas.
La siega y la cosecha la he estado llevando a cabo durante el último fin de semana (26-29 de mayo), cuando la mayor parte de las plantas ya estaban secas y para poder proseguir con el ciclo de cultivos de primavera.
Nódulos simbióticos de Rhizobium en habas |
Las leguminosas, y muy especialmente las fabáceas, son muy apreciadas porque aportan nitrógeno a la tierra (al fijar el nitrógeno atmosférico por la simbiosis con bacterias del género Rhizobium); mejoran su estructura como el mejor y más económico abono verde; son un buen acolchado que atrae a las lombrices de tierra y es un excelente cultivo previo a los cultivos de primavera, además de ser temprana melífera y alimento también para las personas y para el ganado.
Todo esto es lo que dice la bibliografía, pero tengo que añadir: estimula y atrae la vida de los animalillos que pueblan el huerto. Durante la floración se observaron gran cantidad de abejas, y a medida que el cultivo iba creciendo aumentó la fauna auxiliar (mariquitas, crisopas, y otros), para contrarrestar los efectos de pulgones, chinches y otros insectos que han aprovechado los recursos de las habas.
Una mariquita depredando pulgones |
Y es que una de las máximas de todos los artículos de este blog es defender la diversidad biológica como fuente de vida. La biodiversidad aumenta el número de especies, sus interacciones y su complejidad. De esta manera la regulación de plagas es más eficaz y fácil.
Con respecto a la siega es muy importante que se realice cortando las matas y dejando dentro de la tierra las raíces, que de esta manera se humifican rápidamente, sin pudriciones y alimenta y estimulan la vida de la tierra, con los beneficios ya comentados.
Una vez realizada la siega y cosecha de las habas en seco, ahora toca secarlas al sol para desgranarlas. Tras esperar unos días para que la tierra asiente y le dé tiempo a nuestros amigos auxiliares a migrar a otros cultivos, habrá que laborear el terreno donde estuvieron las habas, para trasplantar sandías y melones, y quizás alguna coliflor, que tengo preparadas en unas bandejas forestales recicladas, y hierba de los canónigos, que las sembraré directamente. Siempre hay que tener presente llevar a cabo una buena rotación de cultivos, por lo que en principio no se repetirá en este mismo lugar habas durante al menos 3-4 años.
Evitaré laborear en exceso, ya que es un error cuando la tierra realmente no lo necesita. Veremos por otra parte, cual es el efecto de las habas y su fijación de nitrógeno sobre la tierra y los cultivos que le sucederán.
En cuanto a qué hacer con los restos de la cosecha: servirán como acolchado en los próximos meses de otoño e invierno, e incluso la próxima primavera. Como siempre, se intenta evitar la quema, que además de no beneficiar a largo plazo a la tierra, libera el carbono que está fijado en la materia vegetal.
Recuerdo, como no puede ser de otra manera, que la cosecha de habas se ha hecho prescindiendo de cualquier tipo de producto químico. Así que de la huerta, ¡lo mejor¡
Cesta repleta de habas secas |
Dejaré grano para la siembra de la temporada siguiente, porque unas habas que se siembran en una misma zona año tras año adquieren resistencias que otras de nueva introducción no tienen.
Por último, y para reflejar la vida que mantenían las habas os dejo algunas fotos...De izda a dcha y de arriba a abajo: pupa de mariquita (Coccinela semptempunctata), larva de mariquita depredando pulgones, otro tipo de mariquita, crisopa (de corror marrón) y mariquita adulta. |
José Manuel
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