Con la llegada de la primavera, y a pesar de las pocas lluvias, el huerto va despertando. Los frutales ya han florecido en su gran mayoría, las hortalizas crecen y algunas, como escarolas o espinacas, son cultivadas. Los insectos deambulan por los cultivos, aparecen los pulgones en las habas, pero también las mariquitas; las abejas polinizan de manera inocente las plantas y los setos dan aromas de primavera.
Pero no es un tiempo para pararse a observar demasiado en el huerto, ya que también, es tiempo de empezar a preparar la tierra y los cultivos venideros; es por tanto, una época de gran trabajo en nuestro huerto.
Habrá que preparar los semilleros protegidos (si no recurrimos a planta comprada) de tomates, pimientos, berenjenas o calabacines. No obstante, existen alternativas a hacer semilleros: podemos recurrir a sembrar las semillas de estos cultivos (exigentes en calor) bajo un pequeño acolchado y como protector del frío de la noche y acumulador de calor durante el día una solución “artesanal”, unas botellas de plástico de 5 l de agua cortadas por la mitad.
Si vamos a plantar en pequeñas zonas tampoco será necesario un semillero, sino que podremos aprovechar macetas, recipientes de yogures, u otros envases reciclados para sembrar nuestras semillas para cuando la temperatura mejore trasplantarlos a la tierra.
Estos semilleros o recipientes habrá que cuidar que tengan humedad, siempre que no sea excesiva y que estén orientados al sur, de manera que estén bien iluminados, aunque sin llegar a permitir que el sol los queme, y que su temperatura sea adecuada.
Fruto de albaricoque cuajado |
José Manuel
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