Existen gran cantidad de comentarios erróneos acerca del eucalipto que se han ido difundiendo sin fundamento alguno.
No hay muchos que expongan sus criterios a la hora de atacar a este espectacular árbol, no un elemento contaminante ni esquilmador de tierras como se ha querido ver.
Breve historia del eucalipto en España
Su introducción en España data del año 1860, cuando el farmaceútico catalán Pedro Antonio Ventalló i Vintró trajo, procedentes de Australia, eucaliptos a la Granja de Agricultura de Barcelona. Poco después Fray Rosendo Salvado, un monje benedictino, lo plantó por primera vez en Galicia, en la provincia de Pontevedra. Desde aquí se llevó a la cornisa cantábrica entre 1865 y 1867.
En 1868 se plantaron eucaliptos en el Real Jardín Botánico de Madrid, que posteriormente serían cortados por la prolongación de la Gran Vía madrileña.
En la primera mitad del siglo XX, se empezaron a extender las plantaciones por el suroeste peninsular, siempre muy vinculadas a la actividad minera y del ferrocarril.
Desde entonces, los núcleos más importantes de plantaciones de eucalipto han estado en la provincia de Huelva, en Galicia y la cornisa cantábrica, especialmente en Asturias. Actualmente su aprovechamiento en explotaciones forestales se resume a la corta de madera para celulosa, biomasa y otros usos madereros (vigas, traviesas, chapas, etc.).
Como referencia, en la provincia de Huelva se han llegado a plantar unas 130 especies diferentes de eucalipto, algunas con un posterior uso y otras empleadas en arboretos y experimentaciones.
En España tenemos eucaliptales protegidos. Uno de ellos es el eucaliptal de Chavín, en Pontevedra, declarado Monumento Natural. Son unos 600 individuos, que fueron plantados entre 1880 y 1912, y entre los que se encuentra un eucalipto blanco de más de 80 metros de altura y de diámetro mayor de 2,50 m. Es llamado “el Abuelo”.
Actualmente, en nuestro país existen gran cantidad de especies, unas con preferencia por aprovechamiento maderero y de celulosa (para papel) y biomasa, como Eucalyptus globulus (eucalipto blanco), otras como ornamental como Eucalyptus cinerea o Eucalyptus calophylla, y otras que destacan por su aroma como Eucalyptus citriodora (no olvidemos que se toman vapores de hojas y flores de eucalipto para aliviar los catarros).
En España los eucaliptales cubren unas 450.000 hectáreas (3,5% de la superficie forestal de España), que producen 2,8 millones de metros cúbicos de madera al año (más de un 25% de la producción nacional de madera). Aún así, España consume 4,3 millones de metros cúbicos de madera de eucalipto, por lo que existe un déficit de 1,5 millones de metros cúbicos de madera de eucalipto que se importa de terceros países.
Mala información
Existe una gran cantidad de comentarios acerca del eucalipto que se han ido extendiendo y que se afirman como ciertos, y sin embargo no se aportan evidencias científicas ni comprobadas.
En primer lugar, nos situaremos. El eucaliptal no es un bosque autóctono, ni siquiera es un bosque, sino una plantación forestal y no hay que olvidar que la actividad forestal, aunque no lo parezca genera impactos, al igual que lo hace la agricultura o la ganadería. El aprovechamiento es más parecido al de un cultivo que al de un bosque. No obstante, en una plantación forestal el consumo de fertilizantes, nutrientes y agroquímicos (insecticidas, fungicidas o herbicidas) no tiene nada que ver con un cultivo agrícola. Son ciclos intensivos, por la misma ventaja que tiene el eucalipto de crecimiento rápido que hace que se prefiera a otras especies forestales.
El eucalipto, no se trata en sí misma de una especie negativa. Puede ser negativo o inadecuado el manejo que se hace del mismo. Como ejemplo pongamos la soja en Sudamérica o la palma (para el aceite de palma) en Asia. Ambas especies han acabado con muchos bosques autóctonos, pero no son estas especies las causantes sino el manejo que se hace de ellas.
En muchas ocasiones, la no presencia de un eucaliptal no supondría la existencia de un bosque autóctono, sino de un pastizal o de un jaral, que llega a tener un valor ecológico menor.
A todo esto hay que sumar la repercursión socioeconómica, traducida en generación de empleos, pues en las zonas donde existen aprovechamientos de eucalipto se crean puestos de trabajo en gran número. Cosa que si no existiera este aprovechamiento no sucedería (un pastizal o una dehesa, desgraciadamente no generan esta cantidad de empleos; todo pasa por que existan unas tasas que repercutan y fomenten estos sistemas más autosuficientes).
Por otra parte, existen voces que aluden a la desviación de las riquezas generadas hacia fuera de la comunidad rural donde se produce y la transferencia de tierras públicas o comunales a empresas privadas, empobreciendo las zonas rurales. Habría que analizar cada caso concreto.
Ecológicamente, una de las críticas que se realizan del eucalipto es la alelopatía (la popular frase de que no crece nada bajo los eucaliptos). La alelopatía es la emisión de sustancias que evitan el desarrollo de otras plantas bajo sus copas. Esto tiene algo de cierto, pero no es tanto por la alelopatía que no crezca nada bajo el fronde de estos árboles, sino más por las altas densidades empleadas. La prueba está en que cuando las masas de eucaliptos se abren empiezan a crecer bajo ellos especies autóctonas de la zona.
Otra crítica es el elevado consumo de agua por parte de los eucaliptos. Si recurrimos a ensayos técnicos (que son los que dan validez a las afirmaciones), el eucalipto consume una cantidad normal, y mucho menos que otros árboles autóctonos como chopos, e increíblemente mucho menor que los cultivos agrícolas. El eucalipto consume agua a mayor ritmo debido a su espectacular crecimiento, pero necesita menor cantidad de agua que muchos otros árboles por materia seca producida.
También, mirando los aspectos positivos, las plantaciones de eucalipto, al igual que otras forestales, retienen carbono, frenando en cierto modo el ciclo y la generación de CO2 a la atmósfera.
Los eucaliptales, como “bosques” productores, también tienen un papel de “bosque” protector, pues evitan la tala de bosques autóctonos dentro y fuera de nuestras fronteras. También contribuyen a frenar la erosión
Existen actividades ligadas a los eucaliptales y que normalmente no se contemplan como la producción de los llamados productos no madereros: miel, esencias, etc. Además de que pueden llegar a ser de interés turístico (sobre todo con el creciente turismo rural).
Mejorar la gestión de los eucaliptales
El primer paso para mejora la gestión es la adecuada elección de la especie, el lugar, el motivo y el modo en que se llevará la plantación. Otro aspecto muy importante es la aceptación y el interés de la sociedad por la plantación, de manera que se eviten consecuencias negativas.
Tras esto hay muchas cosas que mejorar, como la ordenación forestal con inclusión de diferentes rodales de edad, corredores ecológicos, respetar los cauces de agua,…
El tema de los corredores ecológicos es especialmente importante en plantaciones de una superficie considerable, de manera que se garantice el paso de la fauna y la menor interferencia en su ciclo biológico.
La diversificación es un aspecto que aunque difícil de aplicar a plantaciones tan intensivas sería recomendable practicarlo, de manera que se alternen turnos cortos con otros no tan cortos y de menor densidad (todo pasa por diferentes destinos de los productos).
También en la ordenación forestal será responsabilidad del ingeniero planificar la integración de la regeneración del bosque autóctono cuando termine la vida de la explotación forestal del eucaliptal.
Si existe un déficit de producción de madera es porque se consume por encima, por lo que sería lógico aumentar la producción o reducir el consumo. Para ello habrá que tener una conciencia social más abierta, adaptada e informada. Y si nos miramos a nosotros mismos habría que hacer autocrítica y pensar la cantidad de papel que malgastamos, o la madera que no se reutiliza. Mucha de la gente que crítica a estas plantaciones no tienen en cuenta el consumo que ellos mismos hacen los productos derivados.
No nos llevemos las manos a la cabeza al hablar del eucalipto, profundicemos en el sistema de producción e informémonos mejor antes de opinar.
José Manuel