LA BIODIVERSIDAD, FUENTE DE VIDA

"La teoría orgánica puede resumirse como la observancia de las seis leyes siguientes: primera, el horticultor debe trabajar con la naturaleza y no en contra de ella; segunda, la naturaleza es diversa y por tanto el horticultor debe practicar la diversidad; tercera, debe criar otras formas de vida - animal o vegetal- en medios los más parecidos posibles al que les sea natural; cuarta, debe devolver al suelo tanto, o casi tanto, como le ha quitado; quinta, debe alimentar al suelo y no a las plantas; y sexta, debe estudiar la naturaleza como un todo y no como una parte aislada".


John Seymour

lunes, 11 de junio de 2012

EL COMPOST, EL ALIMENTO DEL HUERTO

Para comprender en que consiste esto del compost hay que tener presente que lo que se alimenta con el abono, el estiércol y en este caso el compost, es a la tierra, y con ella a todos sus habitantes. Por ello el aplicar compost implica aumentar la vitalidad de la tierra.
La mayor parte de los alimentos que consumimos proceden de lugares situados a muchos kilómetros (lo cual es un sinsentido), y los restos orgánicos desechados tras su consumo no vuelven a integrarse en el ciclo, sino que terminan en vertederos, enterrados, incinerados,… Con esto, una parte de esta materia orgánica termina siendo un estorbo y algo que contamina.
Una de las salidas más eficaces para solucionar el problema de la gestión de este tipo de residuos es el correcto manejo de los restos orgánicos disponibles, preparando un adecuado compostaje.
El compost es un abono orgánico compuesto, hecho a partir de diversos restos orgánicos. Para preparar un buen compost no es necesario ningún artilugio, ni siquiera una compostera. Solo necesitamos un hueco en nuestro huerto para asentar un montón de restos de cosecha, restos de la casa, etc.
Dos montones: uno más hecho en reposo y otro en el que se van depositando los restos
Hacer un montón de compost es sencillo, económico (en dinero y en tiempo) y beneficioso para el huerto.
Sencillo porque solo necesitaremos unas pequeñas ideas: en la base del montón será conveniente echar palos no muy gordos, restos de poda, y otros materiales que permitan una cierta aireación. A continuación podremos echar los restos que vayamos produciendo (cáscaras de fruta, de huevos, fruta y hortalizas podridas, restos de hierbas,…). Por último podremos añadir una capa de tierra del huerto, para que el proceso de descomposición se active a partir de los microorganismos que en ella están. Pero no todos los restos valen: no valen restos de comida cocinada, restos de carne o pescado,… Sí valen restos de animales como caracoles (conchillas), ceniza de huesos, etc. Hay que decir que los posos del café son muy buen fertilizante.
Económico en dinero porque supone un fertilizante que nosotros mismos fabricaremos a partir de nuestros restos. Restos cuyo destino sería la basura se convierten en alimento para la tierra. Y económico en tiempo porque no será necesario salir a tirar la basura todos los días.
Beneficioso para el huerto, porque si hacemos un buen compost veremos como las hortalizas y nuestros árboles mejoran su salud y se hacen fuertes contra plagas y enfermedades. Porque al contrario de los fertilizantes sintéticos este tipo de abono está mucho más equilibrado y más en conjunción con lo que nuestra tierra necesita (si cultivamos lechuga parte de los restos de su consumo contiene los nutrientes que ha extraído y que por tanto necesitará en un próximo cultivo y que al descomponerse podrá incorporarse de nuevo).
Unos consejos para tener un buen compost es la observación y su cuidado:
-          Es bueno voltearlo cada cierto tiempo, de manera que lo aireemos y las capas se entremezclen homogeneizando el proceso.
-          Regar cada cierto tiempo, de manera que mantenga cierta humedad, sin llegar a estar mojado (los microorganismos necesitan agua para poder vivir)
-          Comprobar que la temperatura sube. Durante el proceso de compostaje la temperatura sube hasta los 60-70ºC, actuando bacterias termófilas y desinfectando de semillas de malas hierbas.
-          Observar que va cambiando tomando cada vez un color más oscuro y en el cual cada vez se aprecian menos los elementos originales.
-          Puede hacerse dos montones: uno en el que ya no se eche más restos y otro en el que se vayan echando. Cuando el primero se haga, pasaremos el segundo a su lugar y empezaremos un nuevo montón.
Montón de compost casi hecho, con una horquilla clavada para airear

En 3-4 meses podrá ya esparcirse nuestro compost, quitando aquellos restos que no se hayan descompuestos (fundamentalmente palos y ramas, que podremos usar para el siguiente montón de compost), que podremos dejar incluso 6 meses (según queramos esté de fresco). A partir de 9 meses un año ya no será efectivo.
Os animo a que hagáis vuestro propio montón de compost, y si no tenéis huerto siempre podréis echarlo en el mío J

José Manuel

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