LA BIODIVERSIDAD, FUENTE DE VIDA

"La teoría orgánica puede resumirse como la observancia de las seis leyes siguientes: primera, el horticultor debe trabajar con la naturaleza y no en contra de ella; segunda, la naturaleza es diversa y por tanto el horticultor debe practicar la diversidad; tercera, debe criar otras formas de vida - animal o vegetal- en medios los más parecidos posibles al que les sea natural; cuarta, debe devolver al suelo tanto, o casi tanto, como le ha quitado; quinta, debe alimentar al suelo y no a las plantas; y sexta, debe estudiar la naturaleza como un todo y no como una parte aislada".


John Seymour

viernes, 16 de septiembre de 2011

EL HUERTO EN SEPTIEMBRE

El mes de septiembre empezó con temperaturas frescas y lluvias de más o menos importancia, después de un mes de agosto no caluroso. Durante los días 1 y 2 de septiembre se recogieron en el huerto sobre 80 litros de lluvia, que a pesar de la cantidad no cayó muy fuerte.
El huerto dos o tres días después de las copiosas lluvias de principios de mes
Pero septiembre cambió, y en unos días nos hemos visto con temperaturas elevadas, propias de pleno verano.
Tomateras agotadas tras la abundante fructificación estival
El huerto, sin embargo, sigue el curso de las estaciones, percibiéndose en él la próxima llegada del otoño. Las tomateras apenas dan tomates, y los que dan nada tienen que ver con los que se cosechaban un mes atrás. Las plantas de pepinos se van secando y los que quedan cada vez cuestan más engordar sus frutos. Los calabacines a pesar de que se mantienen verdes dan pocos calabacines y crecen más lentamente. Algo parecido le sucede a las berenjenas.
De los cultivos del verano, los que aún parecen encontrarse con buena actividad son los pimientos y calabazas. De los primeros aún no se ha obtenido la cosecha grande, mientras que las calabazas extienden sus brazos tapizando cada vez un espacio más extenso del huerto engordando sus frutos.

Plantas de calabaza cubriendo el suelo bajo los mandarinos y sus alrededores

Los pocos melones y aún menos sandías que se plantaron dieron algún que otro melón y sandía, pero ya se recogieron casi en su totalidad y no fueron de gran calibre, sino más bien chicos.
Se cosecharon hace unos días las zanahorias que quedaban. Las zanahorias a pesar de no haber dado grandes tubérculos han tenido una cosecha abundante y prolongada en el tiempo, además de un sabor muy apreciado.
Lo que sí crece, y muy animadamente, son las coles, coliflores y algún que otro brócoli, sembrados en torno al cerezo. También lo hacen las acelgas, que de manera permanente dan biomasa verde desde que se plantaron.
Hemos dejado algunos calabacines para que maduren en la planta para cogerles las semillas para tenerlas para nuestro huerto el próximo año (se intenta el autoabastecimiento).
En estos días también hemos sembrado en semillero espinacas (de las semillas recogidas en el anterior cultivo de nuestro huerto), para después pasarlas a campo aprovechando la temperatura cálida de la tierra y el ambiente no tan caluroso.

El Abuelo se va quedando sin su trabajo de riego casi diario… Pero aparece la necesidad de “mover” la tierra con el sacho y evitar que las hierbas adventicias se adueñen de espacios dedicados al cultivo.

Se presenta ahora un tiempo de transición, se van quitando las matas secas y las que ya están agotadas y se va arando las zonas que quedan sin cultivos para plantar otros, esparcir algo de estiércol… Una época en que se debe dedicar al huerto trabajo y observación para que en próximos meses tengamos sus frutos.
Acelgas recién cogidas


José Manuel