El acolchado orgánico, también conocido como mulching (en inglés) e incluso malhojo, puede definirse, de manera no técnica, como una capa de material orgánico (preferentemente vegetal) en estado de agostamiento, seco o humedecido, aplicado sobre el suelo y en torno a las plantas cultivadas con diversos objetivos.
Como ya decía en el artículo del mes de mayo, en el huerto hemos aplicado a los cultivos de verano (y también patatas y ajos) un acolchado orgánico de paja vieja. También pueden utilizarse pasto seco, restos de cultivos u otros materiales análogos. En nuestro caso estos otros materiales fueron los restos de la parte vegetativa del cultivo de habas y calabazas del año anterior para las patatas.
Lo idóneo es asegurarse que si utilizamos restos de cultivos, que estos no contengan vectores de hongos u otras enfermedades. Para ello, es conveniente no utilizar restos de cosecha para el acolchado de cultivos de la misma familia.
El acolchado tiene diversos efectos positivos sobre el suelo, y con ello sobre el cultivo. No obstante, también hay que tener en cuenta que hay que aplicarlo en el momento y lugar adecuados. Con esto quiero decir que no se podrá esparcir en épocas de temperaturas frías, pues puede ser perjudicial, en cuanto a que no permitirá que el suelo alcance una temperatura suficientemente cálida para que tenga suficiente vida y nuestras plantas se desarrollen bien.
Es este tiempo de primavera la mejor época para instalar nuestro acolchado orgánico, cuando los cultivos están en crecimiento, pero no demasiado pronto sino esperando a que la tierra esté templada. La forma de hacerlo será aportar el acolchado sobre el suelo bien desherbado, cuando las hortalizas estén instaladas, y aclaradas en su caso. No obstante también es posible implantarlo antes, como en las patatas, de que emerjan las mismas. Es posible que a lo largo del verano se tenga que ir renovando, pero la mayoría de las veces no será necesario, pues el mismo cultivo irá tapizando el suelo.
| Acolchado en tomates, pimientos, berenjenas, calabacines y ajos. Se observa como se combina con el riego por goteo |
Los efectos positivos que pueden citarse para el acolchado orgánico son:
- En climas secos y cálidos (condiciones que se dan en gran parte de la primavera y en verano en nuestras latitudes) protege la tierra de la radiación solar
- Evita que el suelo se reseque, ayudando a mantener la hidratación de la tierra y reduce considerablemente las necesidades de riego; con ello se consigue un importante ahorro de agua (lo cual también es positivo para nuestro bolsillo). Además, el acolchado es muy eficaz acompañado del sistema de riego por goteo.
- Fomenta la vida de organismos de pequeño tamaño (desde lombrices hasta microscópicos).
- Facilita la aireación gracias a su porosidad y evita el apelmazado y la compresión de la tierra.
- Evita que nazcan hierbas adventicias en torno a nuestro cultivo, al producir oscuridad bajo él, que no permite el desarrollo de las mismas.
- Supone una medida de conservación de suelos, frente a problemas como la erosión.
- Damos salidas a restos de cosecha (y seguramente ni aún así tendremos suficientes restos para paliar nuestras necesidades de acolchado).
Como decíamos, a la hora de aplicar el acolchado orgánico habrá que tener en cuenta unas consideraciones. La primera y principal, ya comentada, no hacerlo en climas y/o épocas frías. Pero también otras como evitar los restos en pudrición (que no en descomposición). La paja o pasto utilizado estará libre de semillas, pues sino fomentaremos la germinación de malas hierbas. También habrá plantas que resistan a este acolchado, como es la correhuela (Convolvulus arvensis).
Por tanto, el acolchado, en especial el orgánico, cuando sea viable técnica y económicamente, es una medida muy aconsejable para los cultivos, que aumentará la producción, disminuirá el estrés hídrico y reducirá costes de agua y en su caso de electricidad.
José Manuel

